Es bien sabido que existe una relación 'intrínseca' entre los proyectos y el cambio y, por lo tanto, entre la gestión de los proyectos y la gestión del cambio.
En esta ocasión quiero referirme, simplemente, a la primera asociación: proyectos-cambio y cambios-proyecto.
Cuando una organización o equipo de trabajo quiere introducir un cambio en la manera de trabajar, de organizarse, de colaborar,..., el instrumento para llevar a cabo dicho cambio en un proyecto.
Un proyecto no es más que una organización del trabajo para conseguir la implementación de este cambio o transformación.
Pero, por otra parte, todo proyecto conllevará, asociado un cambio posterior en la manera de trabajar de los destinatarios del producto o servicio resultado del proyecto. Tras un proyecto, nos encontraremos, por ejemplo, con una nueva herramienta de trabajo en la organización y, por lo tanto, con un canbio, en la manera de trabajar en ciertos procesos.
O, por ejemplo, después de implantar un nuevo sistema de trabajo (por ejemplo, una ISO), los miembros de la organización y del equipo tendrán que modificar su manera de relacionarse, organizarse y llevar a cabo el trabajo.
Es decir, el resultado del proyecto conllevará un cambio o transformación.
De ahí que, como decía al principio, los cambios se implementan con proyectos, pero todo proyecto conllevará, también, uno o más cambios.
Y si eso es así, ¿por qué en muchas organizaciones y equipos no se gestiona, a la par, los proyecto y el cambio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario